EL BOSQUE ENCANTADO
No camines recto, estás en el bosque. Sortea los árboles y sigue tu camino. Pero, párate a admirarlos, a escucharlos, a ver como crecen. Son la sabiduria, son el testigo siempre presente, no le dan la espalda a nada y son el confidente ideal. Trátalos bien, con respeto. Están hay para guiarte y no hacerte tan aburrido el camino. Si es muy espeso, fíjate en la luz que hay al fondo, ella te dará ánimos. Si la arboleda es escasa, ve de uno a otro visitándolos, te lo agradecerán. Cuando sopla el viento se mueven, cuando llueve deslizan las gotas como si de lágrimas se tratara, cuando luce el astro rey cobijo te dan. Cada uno, en cada momento son únicos.
Como el paseo de la vida por el bosque encantado