Bueno, desde la última hemos recorrido unos cuantos kilómetros.

La visita a Uros, Amantani y Taquile fue increible. Con boda tradicional andina y rito chamánico incluidos. Qué pasada...

A continuación saltamos a Copacabana e Isla del Sol en Bolivia, algo realmente para recordar. Qué dos días... La verdad es que viajando se conoce gente muy interesante y de Isla del Sol desde luego no me puedo quejar. Es un rincón para perderse, sobre todo con la persona adecuada.



Regresamos a Puno y fuímos al cine, a ver El Misterio del Kharisiri, película peruana rodada en Puno. Eramos los únicos guiris... Pudimos hablar con Máximo el chaman protagonista de la película. Experiencia única y enriquecedora.

Desde luego el trato recibido en el Samana Inn ha sido de lo más correcto y familiar. Cojimos el tren rumbo a Cusco y tras diez horas de traqueteo para recorrer escasos 400 km, atravesando valles coronados por imponentes montañas para al final empezar a llegar a los fertiles valles de la capital del imperio Inka.

Desde Cusco hemos recorrido el valle sagrado (Pisaq, Ollantaytambo, aguas calientes) acabando en la majestuosa ciudad abandonada de Machu Picchu. Realmente merece la pena, pero no es todo como lo pintan y uno con su mochila puede moverse sin problemas y conseguir los trasportes, alojamiento y entradas casi para cuando desee y no como las agencias locales quieren hacerle creer a uno para que pasemos por el tubo. Así que ya lo sabéis...

En estos momentos estamos todavía en Cusco disfrutando de los últimos días de vaciones y realizando un montón de compras, pero sobre todo conociendo a la gente del país y sus costumbres.

Perú realmente es un país que merece la pena. Más adelante ya escribiré con más detalle sobre el viaje e imagino que el próximo post será ya desde casa...

Snifffffff

Un abrazo para todos aquellos viajeros con los que hemos ido encontrándonos estos días por estas maravillosas tierras y como no para los que os habéis quedado en casa...