Me siento vivo, me siento bien. Pero cansado. Creo que sólo necesito un sitio donde reposar y alejar las ideas y los pensamientos por un momento de todo aquello que continuamente golpea mi mente incansablemente.
Por que no voy a sentir todo aquello que quiero sentir. Tengo el mismo derecho que el pajaro a volar o el pez a nadar. Sencillamente quiero pensar, por que soy un animal que piensa y que sabe escuchar sus sentimientos, aunque la mayoría de las veces no les haga caso. Mi imaginación vuela libre, sin conocer barreras ni de tiempo, ni de espacio. Puedo llegar allí donde me proponga por que así lo quiero. Puedo ir a donde quiera por que puedo.
Y por todo esto me considero muy afortunado, por que puedo, aunque a veces no quiero. A diferencia de la mayoría que no puede, por que no les dejan, por que su situación no se lo permite, por que alguien o algo los ata con pesadas cadenas a un sitio en el que realmente no quieren estar.
Pero aún, no he llegado a donde quiero llegar. No se donde voy, porque mi camino se escribe cada día y las dificultades que me encuentro me hacen apreciar las cosas que tengo y sobre todo, cuando encuentro un trozo de camino ancho y cómodo echo a correr por él, y no para llegar antes, por que no tengo prisa, sino para sentirme libre y disfrutar...
Viajar me gusta, me encanta. Ya sea de verdad o con el espíritu. Ya sea con la lectura o con la música. Con el viaje camino, hago mi sendero y me hace vivir...