Esta mañana, mientras estaba paseando con Irai, me he acordado del viaje que hice a Turquía.

Estambul es una ciudad mezcla de historias y de culturas. Es el resultado de un largo viaje por el tiempo. Ha sido siempre una gran ciudad, desde la legendaria Constantinopla hasta la urbanita que es ahora.

Fue una semana intensa. Era mi primer viaje en serio fuera de España, mi primer gran desplazamiento en avión. Desde luego, fue una experiencia inolvidable. La compañía estuvo bien. Quizá íbamos mucha gente, era un viaje de fin de curso.

Los baños turcos, un barbero y un buen vaso de raki. Un café de buena mañana, un paseo por una de las 365 mezquitas al amanecer y una rosa. La que me regaló al amanecer, la que me dio por ser...

El mercado egipcio con sus cientos de condimentos. Donde puedes encontrar afrodisíaco resultado de mezclar miel con más de cuarenta especies.

El Gran Bazar. Panacea del consumismo. Dividido por barrios, por gremios. Laberinto donde los haya, callejuelas que te hacen recorrer marroquinería, joyería, textil y todo aquello que puedas imaginar de un mercado oriental.

El paseo por el Bósforo en barco, el día que pasamos en la costa del mar negro o la mezquita de Bursa, única con una fuente en su interior. La mezquita azul o los depósitos de agua de Adriano. Sitios inolvidables...

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