Ando y
ando lejos. Las últimas semanas de
han sido de stress postmoderno. Gestionar proyectos de ámbito internacional tiene realmente sus complicaciones, aunque estos en principio sean de lo más sencillo. Pero el problema de la comunicación se agrava considerablemente cuando además de la distancia se le añade el tema ligüístico.
En definitiva que es un no parar. Pero dentro de poco a mitad de la piedra que tengo en estos momentos en el tejado podré sumergirme de nuevo en algo totalmente diferente a lo cotidiano. Podré comer de nuevo unos caracoles que no sólo por su sabor me gustaron, sino también por todo el aroma que con ellos recuerdo. El callejeo será una actividad placentera y el asombro de todo lo que me rodeé una actitud constante.
El lugar no es para mi desconocido, pero sigue siendo fascinante. En otras palabras estoy seguro que será una nueva experiencia agradable y por supuesto placentera.
¿Adivináis dónde?
Carmen
¿La conoces?