sábado, septiembre 04, 2004
Realmente los precios de las habitaciones son económicos (la habitación triple con cuarto de baño nos costó 175dh, vamos unos 17 euros). En nivel de limpieza es muy bueno y la decoración del hotel es una mezcla entre patio andaluz, casa marroquí y algo de estilo hippie y surfero. Realmente proporciona una satisfacción visual muy buena. El hotel tiene dos partes, la antigua que data de 1940 y es donde están las habitaciones que no tienen baño, y otra más moderna. En la parte superior se sitúa la terraza panorámica, donde habitualmente tienen instalada una khaima con sofas, donde poder holgazanear, leer, meditar e incluso dormir “friskito” por las noches. Aunque la temperatura suele ser bastante agradable al estar a pie de mar. Por la noche con las ventanas abiertas de la habitación puedes escuchar el murmullo del mar, una bonita nana para dormir soñando con aquello que más quieres... Y si el mar está en calma puedes escuchar el silencio...



El trato en el hotel es totalmente familiar, hablan castellano casi todos y no tienen ningún tipo de problema para responderte cualquier tipo de pregunta por más tonta que sea, compartir un te contigo o tener una reunión con música en vivo a la luz de las velas. Realmente para dejarse llevar... La noche que estuvimos tocaron una canción tras otra, animando a que participáramos, a que improvisáramos, a que bailáramos, en fin haciéndonos partícipes de su momento de diversión como a uno más. Estaban unas chicas francesas, una pareja de americanos y nosotros. Pero la estrella invitada fue Mahrom, un chico local que sabe llevar la alegría donde va y que cuando lo conoces te das cuenta de cuan especial pueden ser las personas... Si no que se lo pregunten a Kàtia (jejejeje)