Después de casi tres años he vuelto a Marruecos y con grata sorpresa veo que las cosas aunque lentamente van mejorando. Las infraestructuras en determinados lugares así como los servicios a la ciudadanía cada vez van cogiendo más predominancia.
Es cierto que como país le queda todavía mucho camino por recorrer y que para llegar a unos niveles europeos de desarrollo van a tener que trabajar muy duro. Pero también es cierto que la mejora se hace patente en tan sólo tres años.
Soy consciente que no es lo mismo vivir allí que pasar unos días como simple turista, pero también soy consciente que poco a poco el país como tal va mejorando sensiblemente.
Cosas que me han sorprendido han sido encontrarme además de un número creciente de ciber cafés un cyber-parque en plena medina de Marrakech con cobertura wi-fi que seguro haría las delicias de más de uno. Otra cosa que me ha hecho un buen servicio ha sido poder utilizar cajeros 24h de cambio de divisa automático.
Hemos tenido ocasión de salirnos de las rutas habituales de turistas y poder observar un poco el día a día de zonas rurales, el ir y venir de los niños a las escuelas. Qué por cierto algunos tienen que recorrer distancias quilométricas para poder recibir una educación necesaria para todos.
Los colores en esta época del año son mucho más vivos y contrastados que en pleno verano y la temperatura, aunque algo fresca, desde luego mucho más agradable.
En fin como siempre que he estado en Marruecos todo un lujo para los sentidos. La variedad de contrastes que se pueden encontrar así es. Mar, montaña, mar, desierto, cultivos, verde, bosques, ciudades, poblados...
Un paseo virtual
aquí.