viernes, noviembre 11, 2005
Así no vamos a ningún sitio
Leo en La Flecha que en la municipalidad de Miraflores (Lima) celebran una experiencia wireless. No me hubiera llamado la atención más allá de lo normal si no fuera porque al leer la noticia veo que la experiencia se celebró en Larcomar.

Éste mes de agosto precisamente estuve tomando algo en Larcomar, es un centro comercial estilo americano-europeo donde los hayan, es un sitio que aunque no nos guste, en nuestro estilo de vida occidental es una pieza más. Es increíble, pero si visitas un centro de estas características en cualquier sitio del mundo te da la sensación que es igual que el que tienes al lado de tu casa. Bueno, voy al grano. El caso es que este centro comercial tiene un servicio de seguridad en la puerta que realizan un exhaustivo control de entrada. Todo aquel que no cumple unos requisitos mínimos no puede entrar. Me imagino que de presencia, de vestimenta y sobre todo de apariencia y de tener un nivel adquisitivo suficiente. Al menos es la sensación que me dio, por como le cortaron el paso a más de un limeño que intentó entrar cuando lo hicimos nosotros. Sólo había estado en una situación semejante en un restaurante de Nueva Delhi.

Por lo tanto, al menos para mí, es aquí donde está la paradoja. Anuncian a bombo y platillo un tipo de conexión que va a dar más libertad y en principio más accesibilidad en un sitio que no es precisamente un ejemplo de libertad de acceso. Y más cuando lo asocian a que la municipalidad quiere ser el primer distrito digital del país. Desde luego Miraflores es un sitio que tiene su encanto, de cara al Pacífico y con una de las mejores zonas residenciales de Lima. Pero habiendo las desigualdades económicas y sociales que existen en Perú, eventos de este tipo precisamente no me dan alegría, porque lo único que hacen es dar más facilidades a los que ya las tienen en vez de procurar para que las diferencias se reduzcan. Así desde luego no se lucha contra la brecha digital


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