martes, noviembre 01, 2005
Un incendio en mi camino

Ayer salía tranquilamente de la oficina en Paseo de Gracia, pero al llegar al portal veo que en el edificio de enfrente, en el que llevan haciendo obras de remodelación desde hace unos meses, hay un obrero en lo alto del andamio al que se le ha pegado fuego a uno de los toldos de protección que tienen instalados.

Igual que a mi, el poder de atracción de las llamas y del morbo de qué es lo que va a pasar, empiezan a pararse decenas de personas para contemplar el "espectáculo". El obrero nervioso intenta apagarlo como puede, incluso golpeando el toldo con un trozo de madera, con el que más bien consigue el efecto contrario. Sus compañeros que están en la plataforma motorizada acuden enseguida en su ayuda, y ya de subida utilizan un extintor para apagar el fuego, pero no sé si es que lo utilizaban mal (enfocaban a la parte alta de las llamas y no a la base, imagino que porque el ángulo desde donde se encontraban no les permitía hacer otra cosa) o es que no era el correcto para el tipo de fuego. Pero el caso es que cada vez había más llamas, hasta tal punto que cuando llegan los compañeros del primero a la altura del fuego, sólo pueden que taparse con lo que pueden, saltar a la terraza y salir corriendo.

En estas subo corriendo de nuevo a la oficina para llamar a los bomberos, pero al llegar arriba la guardia urbana ya hace su presencia y los bomberos no tardan en llegar. Se evacuan los trabajadores de las distintas oficinas, ya que el fuego se ha empezado a propagar por pisos inferiores y por primera vez en un año veo cientos y cientos de personas sacando fotos a un edificio que no es la pedrera de gaudí. Desde luego no es la mejor manera de quitar a uno el protagonismo...

Bueno, los bomberos realizaron su tarea impecablemente y en pocos minutos tuvieron controlado el fuego. Imagino que las obras de remodelación tardarán un poco más de lo que tenían previsto para concluir, pero lo importante es que nadie saliera herido.

Si es que en cualquier momento puede aparecer un incendio en nuestras vidas y cambiarlo todo radicalmente. Y no tiene que ser para mal precisamente ¿O no?
2 Comments:
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Blogger Carlos Guadián said...
Roberto cuanta razón tienes. Muchas veces la falta de orgullo, o sencillamente el no creer en uno mismo provoca situaciones en la que los hombres no reaccionan y se dejan avasallar por sus propios semejantes. Sabias palabras de José Martí y Pérez...