Me acuerdo que de pequeño alguna vez mi padre me llevó al aeropuerto del Prat, dónde por aquella época había una terraza muy grande, al menos a mí me lo parecía, desde donde se podía ver como aterrizaban y despegaban los aviones. Aquello para mí era fascinante. Ver como aquellos aparatos tan grandiosos podían levantarse del suelo e imaginarme mil y una historias, donde yo como protagonista, iba y venía en aquellos aviones de todas las partes del mundo, era toda una aventura.



Desde entonces esos sítios han mantenido viva esa curiosidad infantil, que por lo que veo no soy el único que la tiene. Terraza parecida es la que tiene el aeropuerto de Schipol en Amsterdam. Sitio de paseo para muchos viajeros que intentan matar esos mortales tiempos de espera, viendo como los aviones despegan y aterrizan. Otro sitio, en el que además por más de una ocasión, también he visto que en la gente despierta mucho interés es la cristalera de la terminal B del aeropuerto de Barajas, desde donde es muy habitual ver a personas haciendo fotos de los aterrizajes. Aviones de Iberia, Swiss Air, Jordan Airlanes, Vueling, Air Europa... Muchas insignias y muchos colores, pero todos levantando polvaredas al tomar contacto las ruedas con la larga pista de aterrizaje. Y desde luego muchos sueños y preguntas en aquellos que se van y no sabes dónde...