Sin comerlo ni beberlo, sin haber planificado nada todo un fin de semana de cuatro días esquiando y en buena compañía. ¿Qué más se puede pedir? Han sido unos días más que interesantes, agradables. Tomándo unas Heineken aromáticas y haciendo un intensivo de Play Station 2.
No ha estado nada mal. A pesar que los dos primeros días el tiempo no acompañó demasiado y algún que otro percance, que desde luego serán buenas anécdotas para explicar. Comidas, risas, esquiadas, caídas y bastantes cosas más.
Poder volver a sentir la sensación de deslizarse por la nieve, tener esa libertad de movimiento, sentir el viento en la cara, tener a tus pies montañas cubiertas por un blanco manto, agradecer un café caliente, tomar una ducha al final del día, aspirar ese aire fresco, volver a encontrarte con la naturaleza... En fin todo una cadena de experiencias que se agradecen de verdad.
¿Y con quien? No ha estado mal, casi no los conocía. Pero la verdad es que han resultado una compañía muy agradable. Hemos podido hablar, jugar, esquiar. En definitiva compartir un tiempo que a todos nos ha sentado como agua de mayo...
Seguro que repetiremos!!!
Quien nos lo iba a decir...
un abrazo